ladrar


«Em las cercanías de la Universidad de Stanford, pude conocer otra universidad, más chiquita, que dicta cursos de obediencia. Los alumnos, perros de todas las razas, colores y tamaños, aprenden a no ser perros. Cuando ladran, la profesora los castiga apretándolos el hocico con el puño y pegando un doloroso tirón al collar de pinchos de acero. Cuando callan, la profesora los recompensa el silencio con gulosinas. Así se enseña el olvido de ladrar».

Estas palavras, emprestadas por Eduardo Galeano, servem para assinalar o primeiro aniversário da Minoria Relativa.

Não estou cá desde o ínicio. Entrei apenas em Fevereiro, mas ouso dizer que na Minoria a caravana não passa. Aqui, ladramos e mordemos.

A quem cá esteve e já não está, aos e às que entraram posteriormente e a todos e todas que nos vão lendo, digo: tem sido um prazer ladrar e morder convosco!
[A imagem é de Barbara Kruger]

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